Por: Elsa Claro
Marrullero y taimado hasta el desatino absoluto, Donald Trump decidió que los cheques enviados a sectores sociales de bajos ingresos, tuvieran su firma. Si él hubiera sacado ese dinero de su inmensa fortuna, nadie podría cuestionar que se adjudicara el mérito, pero esa asistencia, como tantos laureles que se atribuye, no le pertenece. No donó un centavo. Las asignaciones proceden de los fondos estatales nutridos con los impuestos de la ciudadanía, luego es natural en una situación de crisis el retorno en parte hacia quienes los crearon.
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