Algo está saliendo mal en Occidente

Por Alejandro Marcó del Pont | Economía

El asunto más básico no es qué es lo mejor, sino quién debe decidir qué es lo mejor (Thomas Sowell)

Tres noticias han captado la atención del mundo económico en las últimas semanas, reflejando cambios significativos en la dinámica global. Los últimos datos de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat) han evidenciado una disminución en la participación de las economías occidentales en la economía global, fenómeno que podría estar relacionado con las ideas presentadas en el libro «La derrota de Occidente» de Emmanuel Todd. El autor analiza el declive de la hegemonía occidental en el ámbito económico y político mundial. Este descenso acentúa la creciente influencia de las economías emergentes y plantea desafíos estratégicos para las potencias tradicionales de Occidente.

Paralelamente, Beijing ha advertido que tomará represalias si la Unión Europea sigue adelante con la imposición de nuevos aranceles a los vehículos eléctricos chinos. Esta situación es una muestra más de las tensiones comerciales y del proteccionismo en la economía global. Aunque esta dinámica no es nueva, recalca cómo el capitalismo contemporáneo funciona en una estructura que, aunque se presenta como un mercado libre, en realidad está fuertemente influenciada por economías planificadas y controladas por grandes monopolios respaldados por el Estado. Esta idea está bien desarrollada en el libro «Capitalismo buitre» de Grace Blakeley, que describe cómo las grandes corporaciones y las políticas estatales se entrelazan para controlar el mercado a su favor.

Por último, el Banco de Reserva de la India ha trasladado más de 100 toneladas de oro desde el Reino Unido a sus bóvedas nacionales. Este movimiento puede interpretarse como el preludio de la nueva moneda respaldada con oro de los BRICS+, si es que se vuelva realidad que estas economías emergentes pueden desafiar el dominio del dólar estadounidense y establecer una alternativa sólida en el sistema financiero global. El traslado de reservas de oro es una señal de la creciente autonomía financiera de los países BRICS y su intención de fortalecer sus posiciones en la economía mundial.

Estas noticias reflejan un panorama económico global en constante evolución, donde el equilibrio de poder se desplaza y las estrategias de los Estados y las grandes corporaciones adaptan sus tácticas para mantenerse competitivos en un entorno cada vez más complejo y multipolar.

La publicación de Eurostat mencionada, que incluye estadísticas sobre el peso de la UE en la economía mundial, llama poderosamente la atención, sobre todo por la pérdida de participación tanto de EE.UU. como de la UE. En el año 2000, la economía estadounidense representaba el 20,18% del total de la economía mundial. Era un porcentaje algo menor al de 1980-1990 (en ambos casos, alrededor del 21,5%). Y se intuía que la tendencia seguiría siendo a la baja, ya que, al parecer, los demás lo estaban haciendo mejor, especialmente en Asia. De esta manera, en el año 2023 la cifra había pasado a ser del 15,56%. Un descenso notable del 23%. 

Pero si lo de EE.UU. es llamativo, una mirada a Europa hace que las cosas se vean significativamente peor. En el año 2000, la economía de la UE (en realidad, la suma de los países que ahora forman la UE) suponía el 20,12% de la mundial. En 2023, esa cifra había caído al 14,46%. Lo llamativo es que, en los años 2000, la participación UE era casi la misma que la estadounidense, una especie de empate técnico. Lo más llamativo es que la crisis financiera de 2007-2008 golpeó especialmente a EE.UU. Es decir, no estamos hablando de unos años mágicos de la economía estadounidense, sino más bien al contrario. Pues bien, Europa ni siquiera mantiene ese ritmo y desde 2022 ha acelerado su destrucción. Alemania, la locomotora de la UE, ha pasado de representar el 4,72% del PBI de la economía mundial al 3,15%, una caída del 33%. Italia, del 3,27% al 1,85%, un descenso del 43%.

Gran parte de esta caída estara relacionada con el alineamiento europeo a EE.UU. Todd da una serie de razones posteriores al 24 de febrero de 2022, cuando Vladimir Putin apareció en las pantallas de televisión de todo el mundo. “La continua expansión de la infraestructura de la Alianza del Atlántico Norte y el desarrollo militar del territorio de Ucrania son inaceptables para nosotros”. Se había cruzado una “línea roja”; no se trataba de permitir que se desarrollara una “anti-Rusia” en Ucrania; era una cuestión, insistió, de autodefensa.

Entre las sorpresas enumeradas en el libro se encuentra la resistencia económica de Rusia. “Nos habían dicho que las sanciones, en particular la exclusión de los bancos rusos del sistema de intercambio interbancario Swift, pondrían al país de rodillas” y eso no pasó, pero Europa sintió el golpe de la falta de energía y de su costo. También fue sorpresa que Estados Unidos, la potencia militar dominante, manifestara oficialmente en numerosos informes y artículos, en junio de 2023, que la industria militar estadounidense es deficitaria; la superpotencia mundial es incapaz de garantizar el suministro de proyectiles -o de cualquier otra cosa- a su protegido ucraniano.

La última sorpresa se materializa ahora, en la actualidad y con cualquier indicador a la vista: la derrota de Occidente. Tal afirmación puede resultar sorprendente cuando la guerra aún no ha terminado. Pero esta derrota es una certeza porque Occidente se está destruyendo a sí mismo en lugar de ser atacado por Rusia.

El juego de castigar el comercio con China, tanto de Europa como de EE.UU., es una muestra de las magnitudes del problema puntualizado con anterioridad. No sólo ha agudizado la guerra de comercialización con China, si no que muestra su dependencia. El “proteccionismo” será la moneda de cambio de Occidente y no la cooperación con China en el futuro cercano.

El retraso del anuncio de la UE para imponer aranceles demostró que la advertencia de represalias de China ha tenido sus efectos. El 8 de mayo, altos ejecutivos de BMW y Volkswagen advirtieron contra la imposición de derechos de importación de la UE a los vehículos eléctricos chinos. Dijeron que los aranceles adicionales conducirán a represalias por parte de China y alimentarán el proteccionismo en el comercio global. “Podrías pegarte un tiro en el pie muy rápidamente«, dijo el director general de BMW. La fábrica importa Mini EV de fabricación china y el iX3 fabricado en China por BMW para Europa.

Al igual que sus rivales alemanes, Volkswagen y Mercedes-Benz, BMW está fuertemente vinculado a los ingresos de su negocio en China. Y el país asiático es el segundo mercado más grande de BMW, después de Europa, y representa casi el 32% de las ventas en el primer trimestre. Estas idas y venidas por beneficios queda reflejado en el libro  «Capitalismo buitre» de Grace Blakeley.

El capitalismo actual, sostiene Blakeley, es en realidad una economía planificada, controlada por grandes monopolios y respaldada por el Estado. Los monopolios planifican estrategias e inversiones en conjunto con los gobiernos; y las pequeñas empresas y los trabajadores deben obedecer: “en realidad, las economías capitalistas existentes son sistemas híbridos, basados ​​en un cuidadoso equilibrio entre mercados y planificación. Esto no es un problema técnico resultante de la implementación incompleta del capitalismo o de su corrupción por parte de una élite malvada y todopoderosa. Así es simplemente como funciona el capitalismo”.  Entiendo que esto significa que los grandes monopolios, las finanzas y el Estado ahora planifican el mundo y evitan el impacto de los altibajos de los mercados (libres o no), que ahora son básicamente irrelevantes. 

Michael Roberts lo deja claro en su blog: “Las grandes empresas pueden, en gran medida, ignorar la presión ejercida por el mercado y, en cambio, actuar para moldear las condiciones del mercado por sí mismas». 

Si algo sale mal y hay una crisis, los grandes monopolios y el Estado trabajan juntos para resolverla, con poco impacto para ellos mismos. “Dentro del capitalismo realmente existente –un híbrido de mercados y planificación central– las instituciones más grandes y poderosas de los sectores público y privado pueden trabajar juntas para salvar su propio pellejo. En lugar de soportar las consecuencias de las crisis que han creado, estos actores trasladan los costos de su codicia a aquellos con menos poder: los trabajadores, particularmente aquellos en las partes más pobres del mundo…  así los monopolios se combinan con el Estado para resolver este tipo de crisis. Esta idea, no madura en Argentina, donde una “democracia corporativa” mata al Estado en vez de compartir un papel clave para que éste sea la solución de los problemas de acción colectiva del capital.

Por otro lado, y en un avance estratégico significativo, el Banco de India trasladó 100 toneladas de oro del Reino Unido a la bóveda de su país, movimiento que no se había realizado desde 1991 y, al parecer, según el periódico The Times of India, podrá efectuarse nuevamente en pocos meses. La pregunta sería ¿cuáles son las razones? La respuesta técnica brindada en principio por las autoridades encierra una parte de la verdad. Quieren un almacenamiento diversificado del oro, una parte queda en custodia en Inglaterra, banco al que se paga por la tenencia y otra parte, en la India, como mecanismo de gestión de reservas.

En principio se ahorran la tarifa de almacenamiento, pero también es verdad que India, desde el 2018 en adelante, al igual que China y Rusia, están acumulando oro. Esta idea está siendo una estrategia de los bancos centrales para salvaguardar los intereses de cada nación dados los riesgos geopolíticos. En tiempos de incertidumbre, donde las potencias occidentales congelan activos de los países y disponen de sus intereses, tener reservas en los países occidentales no parece una buena medida, mantener activos tangibles en oro dentro de cada país resulta un régimen más conservador y acertado.

Pero hay en el aire otra mirada teórica relacionada con el movimiento de oro. Es sabido, y confirmado a partir de agosto del 2023, que los BRIC+ quieren lanzar una moneda para competir con el dólar americano. También es conocido que las especulaciones están a la orden del día. Si la moneda será virtual, si era sólo para comercio, si es el renminbi (yuan) y por qué no, qué respaldo tendría. Bueno, lo que se sabe es que al menos tendría un 50% de respaldo en oro, y el resto en una canasta de monedas de los países integrantes del grupo.       

Se sabe que incluir una nueva moneda no es un tema sencillo, se necesitan otros activos para que los países ahorren en ella, bonos, por ejemplo, y estos bonos necesitan una calificación y en el mundo sólo hay tres calificadoras líderes: son Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch Ratings. Por lo tanto, también habría que crear una y confiable, amén de poner el valor del Nuevo Banco de los BRICS+.

En caso de darse en el mediano plazo, éste será el mayor trastorno en las finanzas internacionales desde 1971. Está apuntando directamente al dólar. Sencillamente, el mundo no está preparado para esta onda de choque geopolítica. Como dijimos parece probable que la nueva moneda BRICS+ esté vinculada al oro. Esto aprovecha las fortalezas de Rusia, China e India miembros del BRICS. Estos países son los que cuentan con mayores reservas de oro del mundo y ocupan el quinto, sexto y octavo lugar, respectivamente, entre las 100 naciones con reservas de dicho metal.

Muchos creen realmente que la única manera de medir el valor del dólar es sabiendo cuánto cuesta el oro, y esto resolvería cualquier enigma de valoración de la siguiente manera:

1. La fortaleza del dólar sólo puede medirse adecuadamente en oro.

2. El oro es dinero, pero también es una mercancía.

3 Los BRICS son pobres en dólares pero ricos en materias primas.

Lo cierto es que desde el inicio de la operación rusa a Ucrania, el oro ha subido más de un 30%, todos los compradores y almacenadores de oro se están beneficiando Aun así, el impacto sobre los inversores no terminará cuando se lance la nueva moneda BRICS+. Las implicaciones para el mercado de una nueva moneda agitarán los tipos de cambio y los mercados de capital en los próximos años. Así que el colapso del dólar realmente produciría una inflación más alta y un precio en dólares mucho más alto para el oro. Eso significa que los precios de otras materias primas aumentarán al mismo tiempo. En términos generales, un auge de las materias primas favorece a los BRICS.

Como se ve, Occidente esta en apuros y haciendo todo al revés de lo que indican los libros. Las elecciones en Europa y en EE.UU. quizás pongan a pensar a sus líderes que las hipótesis barajadas no han salido muy bien. Pérdida de capacidad económica, caída industrial, deterioro del PBI y del poder de compra y la creación de una guerra europea, no son buenos indicadores.  

FUENTE: EL TÁBANO ECONOMISTA

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